El antecedente de este cañón fue el antiaéreo (Flak, o Flugzeugabwehrkanone) de 88 mm desarrollado en 1917 por Krupp y Erhadt. Fue usado al final de la Primera Guerra Mundial para proteger los centros industriales alemanes en el Ruhr y el Rin de las incursiones aéreas aliadas.
Al finalizar de la Primera Guerra Mundial, se le impuso a Alemania una serie de restricciones armamentísticas (Tratado de Versalles), entre las que figuraba la prohibición de desarrollar o poseer armas antiaéreas. De esta manera, por el momento, el proyecto quedaba olvidado.
Cuando el Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán accedió al poder, Adolf Hitler denunció el Tratado de Versalles y comenzó el rearme. Krupp, que había evitado las restricciones trasladando parte de su personal a Suecia, presentó un prototipo que pasó a ser fabricado en 1933.
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